Martina & Mario

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Martina, Mario y su inseparable BIBI

25/7/12

El autismo a nivel genético

Genetista - Dr. José Ignacio Lao

El trastorno de espectro autista (TEA), o autismo en su forma más severa, se considera un problema de origen multifactorial en el que intervienen factores genéticos (diversos y diferentes según sea el caso), factores ambientales e immunológicos. En aproximadamente el 10% de casos de autismo se puede demostrar una causa genética representada por algún síndrome o enfermedad reconocida genéticamente, como el Síndrome X Frágil, la Esclerosis Tuberosa o varias anomalías cromosómicas. Para la gran mayoría de casos no hay causas directas conocidas que puedan asociarse al TEA. 

Es un tema por su innegable importancia ya que los estudios familiares y de mellizos sugieren firmemente que hay personas que tienen una predisposición genética al autismo. Los estudios de mellizos idénticos muestran que si uno está afectado, existe una probabilidad del 90% que el otro mellizo también lo esté, lo que demuestra una alta heredabilidad del problema. Por otro lado, en las familias con un caso con TEA, el riesgo de tener un segundo hijo con el trastorno (riesgo de recurrencia) es de aproximadamente el 5%, una cifra mayor que el riesgo considerado para la población en general que está más o menos en 60 por cada 10.000. Los investigadores están buscando pistas sobre qué genes contribuyen a esta susceptibilidad aumentada. En algunos casos los padres y otros familiares de un niño con TEA muestran deterioro leve de las habilidades sociales y la comunicación, o se involucran en conductas repetitivas. La evidencia también sugiere que algunos trastornos emocionales, como el trastorno bipolar, se producen más frecuentemente que el promedio en las familias de las personas con TEA. Respecto a esta contribución multifactorial, tanto a nivel genético como ambiental, hay estudios y evidencias clínicas que señalan dos vías importantes a considerar: por un lado los mecanismos de defensa frente al estrés oxidativo, fundamentalmente mecanismos de defensa enzimáticos cuya mejor o peor actividad puede estar genéticamente determinada; por otro, la tendencia a la inflamación crónica por exceso en la producción de determinadas sustancias pro-inflamatorias.

Entre las causas de estrés oxidativo genéticamente determinadas tenemos: aumento en la producción de sustancias pro-oxidantes endógenas (homocisteina, óxido nítrico); déficit en mecanismos enzimáticos de defensa (aquí destacan las enzimas de la mitocondrias como la SOD, además de otros como la catalasa o las glutatión transferasas) o casos con ambas. Además, estas tendencias endógenas pueden verse agravadas por el exceso de exposición a factores pro-oxidantes exógenos o por el déficit en el aporte de sustancias anti-oxidantes. 

En otros casos las causas podrían estar en el sistema inmunológico, aquí tendríamos polimorfismos genéticos que predisponen a la producción endógena de factores pro-inflamatorios. Se ha comprobado que algunos casos de autismo presentan niveles elevados de estas sustancias pro-inflamatorias en líquido cefalorraquídeo, o sea, están en el sistema nervioso donde favorecen la neuroinflamación.

El Periódico - Febrero 2011 Salud y Medicina

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